Sentado en mi vehículo esperando el servicio de grúas para conducirlo al taller de reparaciones, mi mente se recrea con la analogía de que la Vida es muy similar a una palanca de cambios de velocidad.
Podemos meter retroceso y dedicarnos a vivir en el pasado, con sus buenas o malas experiencias que jamás volverán. Si la colocamos en neutro para soñar con lo que podría ser, futuro, algo que nadie nos garantiza pueda suceder, o, suceda de alguna otra forma como menos lo esperamos, y, en el peor de los casos, quizás no estemos en cuerpo presente para cuando sucedan.
Al seleccionar avanzar, Vivir el presente, actuar con pasión y diligencia, con toda seguridad conseguiremos realizar una a una todas las actividades que hemos programado para ese día.
Nuestro tiempo es como un grifo de agua abierto, siempre fluyendo, se gastará independientemente de si lo utilizamos para recordar, soñar, o vivir a plenitud cada minuto que nuestros pies se posen sobre la tierra.
El secreto más grande para disfrutar la vida, es vivir de una manera sencilla, apartando todos aquellos pensamientos negativos que ejercen una abrumadora influencia en nuestro estado de ánimo, restándonos fuerzas necesarias para ejecutar las acciones que de verdad nos puedan dar resultados halagadores acorde a las metas que nos hemos trazado.
A diario lucho por apartar de mi mente mis malos pensamientos y para ello me imagino que arriba de mi cabeza tengo instalado un pequeño cepillo y al momento en que una mala idea quiere aterrizar en mi mente, cierro mis ojos y procedo de inmediato a barrerla.
La técnica anterior me ha dado muy buenos resultados!
Un día con sus 24 horas, está cargado de suficiente actividad, donde su ejecución requiere de lo mejor de nuestra presencia física y mental.
Si logramos pasa a un nuevo día para continuar creando nuestro futuro: Un día a la Vez debe ser nuestro Estilo de Vida para que esta sea de máxima calidad!
PULSA EN EL TITULO PARA INFORMACIÓN DE INTERES .... ahora Disfruta de la mejor PUBLICIDAD !!!
lunes, 20 de febrero de 2012
Salmo 23
El señor es mi pastor, nada me faltará.
Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo, tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por muy largo tiempo.