¡Caminantes no hay caminos; se hace camino al andar!
Barquisimeto, un Domingo a primeras horas de la mañana; mi día preferido para salir a realizar una larga caminata de 14 kilómetros. Esta actividad me toma aproximadamente 2 horas y media sin parar.
Tiempo de relax, en el que aprovecho para desconectarme de mis actividades diarias, rutinarias; concentro toda mi atención en observar las cosas que por mi alrededor encuentro: personas conocidas y por conocer; vitrinas de las tiendas y su contenido; autos en circulación, y en especial, la naturaleza que me rodea: árboles con su follaje exuberante; plantas y arbustos con sus flores; pájaros en vuelo o posados cautivan mi mirada; el cielo azul, sus nubes con formas diversas que a mi imaginación afloran; el aire que roza mi piel y refresca mi andar... todas ellas recordándome que soy un ser vivo y que la presencia de Dios encamina todos mis pasos.
Al principio no me era tan fácil entregarme a esta actividad de caminar por horas. Analizando las posibles causas que me inducían a no querer hacerlo con mayor frecuencia, encontré las siguientes: El sitio que generalmente frecuentaba para caminar requería el tener que trasladarme en mi vehículo por espacio de 20 minutos. Aunque el paisaje de este lugar era muy agradable, el solo hecho de tener que dar más de 10 vueltas recorriendo el mismo circuito, viendo las mismas cosas y caras, hizo que me fastidiase y no ser constante en mis caminatas.
Mi salud estaba en juego al dejar de ejercitarme; debía hacer algo. Es así como un día se me ocurrió salir a caminar desde mi casa a visitar un cliente. La distancia que debía recorrer, ida y vuelta, era de unos cuatro kilómetros. Así seguí haciéndolo con más frecuencia con otros clientes; poco a poco iba prescindiendo de mi vehículo para trabajar; solo lo estaba usando para repartir la mercancía o visitas cuando las condiciones geográficas y de ambiente así lo requería.
La experiencia anterior me indujo a hacerme la siguiente propuesta: Desarrolla una ruta que vaya desde mi casa a un sitio de interés, por ejemplo: la Iglesia de Santa Rosa, lo suficientemente alejado para ir y venir caminando.
Propuesta Grandiosa! ... solo necesitaba de unos pequeños ajustes: Para no caer nuevamente en una rutina tediosa, elaboré diferentes rutas para ir y venir del sitio de interés por mi seleccionado. Las rutas deberían reunir las siguientes condiciones: Disponibilidad de buenas aceras para caminar; lo más libre posible de transito automotor y su dañino humo; ambientes variados en el recorrido: naturaleza, comercios, viviendas, entre otros. El día domingo bien temprano era perfecto para tal finalidad.
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Amigo lector, ahora es tu turno; elabora un buen plan de caminata y ponte en marcha!
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