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La raíz de la felicidad es la justicia; la raiz de la justicia es la riqueza.
La raiz de la riqueza es la soberanía; la raíz de la soberanía es el dominio de las facultades.
La raiz de la riqueza es la soberanía; la raíz de la soberanía es el dominio de las facultades.
La raiz de la felicidad es la justicia, porque mal podemos ser felices si nos encontramos constantemente en situaciones de conflicto, si estamos constantemente en guardia, constantemente preocupados, constantemente urdiendo planes.
Si somos tan desconsiderados o tan egoistas que ofendemos a los demás habitualmente, e incluso transgredimos sus derechos, las mismas fricciones y antagonismos que son consecuencia de la conducta injusta, hacen imposible que podamos vivir una vida feliz. Además, tampoco es posible vivir una vida feliz si no existe un sentido del orden o de la justicia en el que puedan basar sus tratos mutuos los individuos y las comunidades, debido a la misma inseguridad y a las sospechas que suscitará tal situación de falta de confianza.
La raíz de la justicia es la riqueza porque, en condiciones de carestía y de necesidad abrumadora, el instinto se impone a la inteligencia. Mencio, sabio chino, observó que en su época el fuego y el agua abundaban tanto que la gente los daba de balde; si las judías y el trigo abundasen tanto, nadie dejaría de ser generoso, reflexionaba el sabio. " La pobreza hace enmudecer al hombre inteligente, impidiéndole presentar sus alegaciones, y el pobre es forastero en su propio pueblo"(Hadrat Alí). Las personas que carecen de éxito no son respetadas y les resulta dificil que el sistema social las trate con justicia. Al ser incapaces de protegerse a si mismas, son incapaces de proteger a los demás. En este sentido, a toda persona que asume una responsabilidad social le resulta imprescindible alcanzar un grado razonable de prosperidad. Se necesita algo más que la riqueza material para gozar de seguridad y ejercer la justicia. " No hay riqueza como la inteligencia, y no hay pobreza como la ignorancia"(Hadrat Alí). La soberanía comienza por el Yo, por el dominio del Yo, y esta soberanía se extiende al entorno social y material en proporción con el desarrollo interior de las facultades humanas... Tomado del libro: El Arte de la Riqueza, Thomas Cleary.
Si somos tan desconsiderados o tan egoistas que ofendemos a los demás habitualmente, e incluso transgredimos sus derechos, las mismas fricciones y antagonismos que son consecuencia de la conducta injusta, hacen imposible que podamos vivir una vida feliz. Además, tampoco es posible vivir una vida feliz si no existe un sentido del orden o de la justicia en el que puedan basar sus tratos mutuos los individuos y las comunidades, debido a la misma inseguridad y a las sospechas que suscitará tal situación de falta de confianza.
La raíz de la justicia es la riqueza porque, en condiciones de carestía y de necesidad abrumadora, el instinto se impone a la inteligencia. Mencio, sabio chino, observó que en su época el fuego y el agua abundaban tanto que la gente los daba de balde; si las judías y el trigo abundasen tanto, nadie dejaría de ser generoso, reflexionaba el sabio. " La pobreza hace enmudecer al hombre inteligente, impidiéndole presentar sus alegaciones, y el pobre es forastero en su propio pueblo"(Hadrat Alí). Las personas que carecen de éxito no son respetadas y les resulta dificil que el sistema social las trate con justicia. Al ser incapaces de protegerse a si mismas, son incapaces de proteger a los demás. En este sentido, a toda persona que asume una responsabilidad social le resulta imprescindible alcanzar un grado razonable de prosperidad. Se necesita algo más que la riqueza material para gozar de seguridad y ejercer la justicia. " No hay riqueza como la inteligencia, y no hay pobreza como la ignorancia"(Hadrat Alí). La soberanía comienza por el Yo, por el dominio del Yo, y esta soberanía se extiende al entorno social y material en proporción con el desarrollo interior de las facultades humanas... Tomado del libro: El Arte de la Riqueza, Thomas Cleary.
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