La Biblia el Libro
Napoleón Bonaparte: "La Biblia no es un mero libro, sino una creación viviente, con un poder que vence a todo cuanto se le opone".Un día de mitad del siglo XV , cuando el herrero alemán Gutenberg perfeccionaba su imprenta de tipos móviles, el invento que habría de causar una verdadera revolución de todo orden, pensó en la mejor manera de comenzar a utilizarlo y decidió que uno de los libros que debían imprimirse era la Biblia. Antes y después de la imprenta el texto sagrado ha sido uno de los libros más difundidos y leídos en todo el mundo. La Biblia se lee en todos los continentes y ha traducido a idiomas y lenguas de diversas culturas. Su mensaje tiene un poder enorme porque, a pesar de que sus líneas fueron trazadas por escritores pertenecientes a distintas épocas, su autor es uno solo y él ha utilizado su contenido para transmitirnos un mensaje perdurable a través de los siglos.
Además de la importancia propia de una obra especial de Dios, la Biblia es un libro de sorprendente exactitud histórica, comprobada por los descubrimientos de los investigadores. Sus personajes, se ha comprobado, vivieron realmente y, en efecto, tuvieron los títulos que se le atribuyen en los capítulos en los que se hace referencia a ellos.
La Biblia tiene, además una coherencia interna sorprendente, no obstante haber sido escrita por ochenta manos correspondientes a cuarenta autores quienes utilizaron el hebreo, el arameo y el griego para transmitirnos el mensaje del Creador. Cuando abrimos nuestra Biblia desfilan ante nuestros ojos las páginas con las palabras inspiradas por el Señor, quien toma la mano de Moisés, Nehemías, Isaías, Ezequiel, Lucas, Pablo, Juan, Pedro, Pablo… Son varios escritores los cuales, sin embargo, hacen su trabajo a la luz de lo que el apóstol Pablo deja bien claro: “Toda escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:16).
Esa coherencia es admirable si se tiene en cuenta que las primeras palabras del Génesis fueron escritas unos 1.500 años de nuestra era y el punto final del Apocalipsis se marcó en el año 98 d.C. Fueron, pues, algo así como 1.600 años los que transcurrieron desde el comienzo hasta el final y, aún así, mantiene una concordancia en los más pequeños detalles y una perfecta armonía en todo su mensaje.
Como si todo lo anterior fuera poco la Biblia es fiel al rigor científico, de manera que la ciencia en su vertiginoso avance no hace sino confirmar lo que Dios había decidido revelar a través de la revelación dada a hombres suyos a través de su Santo Espíritu. Mucho antes de que la ciencia averiguara algo al respecto el libro de Job nos decía que la tierra estaba suspendida en el espacio. El capítulo 26, verso 7 nos dice: “Él extiende el Norte sobre el vacío, suspende la tierra sobre la nada”. Si alguien tiene sed de aprender, que lea la Biblia. Y si tiene sed de Dios que beba los ríos de agua viva que corren entre sus páginas. Si alguien quiere escuchar la voz del Creador, que busque en las hojas delgadas de su libro sagrado. La Biblia es presente y porvenir; es amor y bendición; es gozo y promesa de vida eterna. La Biblia no es el mejor libro de la historia. En cambio es, simplemente El Libro.
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en tres antologías de autores colombianos. Contáctelo al cel. 300 8055526 o al correo alejandrorutto@gmail.com. Lea sus escritos en MAICAO AL DÍA, página en la cual usted encontrará escritos, crónicas y piezas hermosas de la literatura colombiana.
Artículo aportado por Articulo.org.
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