Si conoces alguien que tiene mucho sobrepeso, y es obeso, probablemente estés en presencia de alguien que le gustan mucho los dulces. Su obesidad también puede ser síntoma de alcoholismo. Es fácil comer golosinas o dulces o bebidas alcohólicas y volver a repetir esta rutina hasta el hartazgo. Por eso engordamos. Los dulces no nos nutren bien y encima nos provocan numerosas repeticiones. Te dan calorías que no necesitas. El famoso Dr. Yudkin dijo una frase sabia: “El azúcar y las bebidas espirituosas comparten una distinción única: son los unicos alimentos que no nos dan nada más que calorías”.
El otro problema cuando comemos demasiadas calorías huecas es que nos quita el apetito para ingerir los alimentos que realmente nos ofrecen elementos nutritivos, como por ejemplo las frutas y vegetales. Estas también nos ofrecen glucosa pero además nos dan vitaminas, minerales y fibra.
Existen personas que tienen problemas con sus glándulas endocrinas o tienen un funcionamiento deficiente de otros organos con lo cual no metabolizan correctamente los alimentos, es cierto. Pero son una minoría. La mala alimentación es la que generalmente provoca la obesidad.
Una buena manera de evitar la obesidad y la alta presión sanguínea es eliminar los carbohidratos “basura” de nuestra dieta. Eliminándolos también evitaremos otras dolencias como la diabetes y los problemas cardiovasculares. Elegir alimentos con un alto contenido en fibras como los cereales, verduras y frutas nos aleja del sobrepeso y nos mantiene saludables. Y el azúcar hay que reemplazarlo por sustitutos como la miel natural, la melaza o el famoso jarabe de arce (sirope de savia).
Por último una cuestión que nuestra ajetreada y sedentaria vida ciudadana nos ha hecho olvidar. Mucho más importante que “matarse” con dietas sacrificadas es activar nuestro cuerpo. Solamente caminar una hora y media por día, bien rápido, eso sí, sólo eso, nos puede llevar a perder dos kilos por mes. Así que si quieres tu peso controlado, come bien, no necesariamente poco, y al menos camina mucho. Así de simple.
Autor: Alejandro Bellini
viernes, 16 de octubre de 2009
Salmo 23
El señor es mi pastor, nada me faltará.
Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo, tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por muy largo tiempo.