.... un minuto de comunicaciòn con nuestro Padre Celestial nos enseña a Ser Felices

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén

jueves, 25 de marzo de 2010

CALIDAD DE VIDA

La VIDA ES DEMASIADO BREVE PARA SER PEQUEÑA

Resumen:5anilla
Viene este comentario a colación del problema que confronta el ser humano en la realidad. Tenemos todos los elementos para triunfar y no tenemos ninguna fe digna de tomarse en consideración para hacerlo. Casi todos hemos escuchado la frase de Jesucristo: “tener fe y mover montañas”, en cualquier versión, pero con el mismo contenido. Si, amable lector, es triste reconocerlo, pero no creemos con total convicción de que podamos hacer trabajar nuestra mente tal y como deseamos que ella funcione. Como si tuviéramos una computadora a nuestro alcance y trabajara de acuerdo con lo que le programemos.
El no creer que podemos ganar o triunfar, tener más dinero o ejercer mayores influencias y conquistar la verdadera paz espiritual configura este “pecado” en completa acción y que nos distinga actualmente.
Cuando le llevaron a Jesús a un muchacho epiléptico (o lunático), que a cada rato caía en el agua o al fuego y se lastimaba y le dijeron que se lo habían llevado a sus discípulos y que éstos no lo habían podido sanar, les dijo a estos cuando le preguntaron acerca de su fracaso: “por vuestra poca fe, porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os pasará y nada os será imposible”.
En otra ocasión, por la mañana, volviendo a la ciudad tuvo hambre y viendo una higuera cerca del camino, se acercó a ella y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y dijo: “Nunca jamás nazca de ti fruto”. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillado: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? Jesús les respondió, diciendo: “De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho”.
Sí, la fe puede mover montañas, pero generalmente damos las espaldas a esta monumental sabiduría y soslayamos que los hombres que triunfan es que han utilizado la fe y con ella han “movido montañas”.
Pero, ¿qué es la fe? Es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Por error equiparamos la fe con religión y eso no es cierto. Si por ejemplo, metemos la llave del encendido de nuestro coche es porque tenemos la fe de que esa llave va a encender el motor del vehículo y si movemos la palanca de velocidades hacia la primera velocidad luego de pisar el embrague, es porque tenemos fe en que el coche comenzará a moverse hacia delante.
Todas nuestras acciones ---cualesquiera que sean--- tienen una dosis de fe, independientemente de si hay o no religión. Y sin embargo, cuando se trata de hablar de Dios, como Supremo Hacedor del Universo, queremos hablar de toro tipo de fe y es la misma fe: La certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Y es curioso, se nos hace más fácil creer que nos crearon los extraterrestres o descendemos de un prehistórico chimpancé.
A manera de corolario: El “uno pone, Dios dispone, viene el diablo y lo descompone” no debe ser el escudo tras el cual nos pongamos para decir que no podemos triunfar. El individuo que forja grandes logros es porque puede controlar y controla a conciencia su pensamiento y nunca permite que éste lo domine

La VIDA ES DEMASIADO BREVE PARA SER PEQUEÑA Publicado originalmente en Shvoong: http://es.shvoong.com/lifestyle/family-and-relations/1985749-la-vida-es-demasiado-breve/

Salmo 23

El señor es mi pastor, nada me faltará.
Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo, tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por muy largo tiempo.

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