.... un minuto de comunicaciòn con nuestro Padre Celestial nos enseña a Ser Felices

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén

domingo, 28 de marzo de 2010

RELIGION

Jesucristo, MÁRTIR DE PAZ, NUESTRO INTERMEDIARIO

Resumen:5anilla
Al abordar este tema, surge ante nuestra mente el cuadro tétrico y horroroso del mundo sumido en un caos de amargura, tristeza y desolación por haberse olvidado de Dios. Mundo que busca saciar su hambre espiritual en sus propias fuerzas, ha fracasado, yendo a parar a las puertas del infierno.
Nosotros, salvados por su gracia, debemos sentir amor por los perdidos, pasión inmensa, y como prueba, debemos anunciar a Cristo como único medio de salvación para la pobre humanidad; anunciarlo como el único que trae paz y consuelo a los corazones angustiados y atribulados por el pecado.
Debemos cumplir con denuedo la gran comisión que Cristo nos dejó: Ir y predicar el evangelio a toda criatura.
¿Cuál es ese evangelio? Es el más bello de los mensajes: que el reino de los cielos se ha acercado y que todos tenemos la oportunidad de la salvación en Jesucristo. ¿Cómo es eso? Creyendo en Él como nuestro Señor y Salvador. Él nos liberta del pecado y nos ofrece la salvación eterna. ¡Qué mejor noticia y mejor regalado que nos brinda Jesucristo, el mártir de paz!
Jaime Lucas, un misionero amigo de mi familia me decía, hablando de los intermediarios y las argucias satánicas: Uno de sus mejores trucos del diablo es el de pintar un montón de puertas que parecen darnos acceso al reino de Dios y únicamente son distractores que nos llevarán a todas partes, menos al cielo. Esas puertas son precisamente los que se dicen intermediarios, o las acciones que nos hacen creer que al ejecutarlas alcanzaremos la gracia de Dios y no es así.
Qué mejor distractor para los niños y para los padres de los niños que caen en ese juego que gira en torno de Santa Claus! Cuyo nombre ni siquiera es real, pues el origen de la leyenda del viejito repartidor de juguetes en navidad era Nicolás. La deformación del idioma inglés, nos trajo al español, el famoso Santa Claus. ¿Por qué es distractor? Originalmente se usaba la idea de darles regalos a los niños en la noche de navidad para recordar el nacimiento de Jesucristo. Ahora esperan al viejo gordo, producto de la mercadotecnia, para recibir un regalo de Santa Claus y no se conmemora el nacimiento de Jesucristo.
Mi bisabuelo Arturo Rojas, un hombre que vivió 116 años, nunca usó lentes para ver o leer, fue secretario de la Presidencia Municipal de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas por muchísimos años. Era un hombre alto, de ojos azules, bien plantado hasta el día que murió. Siempre vestía un traje negro: Lo recuerdo llevando siempre dulces en las bolsas de su saco, para repartirlos entre los niños con que se cruzaba. Lo hacía porque nacía de su corazón el repartir dulces a los niños, sin esperar ninguna recompensa. Uno que otro “gracias”, quizá. Si sus familiares hubiéramos alimentado una leyenda, sería algo como un San Arturo, porque repartía dulces a los niños del pueblo.
Obras meritorias. Debemos reconocer y hacer notar a quienes lo practican que la salvación es por gracia y no por lo que hagamos. No actuemos por obras, para que nadie pueda gloriarse, nos dice claramente la Biblia.
Los sacrificios y penitencias, vienen siendo lo mismo, pues estamos ejecutando obras en la carne, castigándonos para recibir recompensa. Lo que en sí vale es nuestra actitud hacia Dios.
Poner la confianza en otros seres celestiales es contrario al cristianismo, porque como dice la escritura: Sólo hay un mediador entre Dios y el hombre. Jesucristo, quien pagó con su sangre ese derecho de ser nuestro salvador, nuestro intermediario para con Dios. Nadie va al Padre si no es por medio de Jesucristo.
1) Los intermediarios, que no lo son, son vanos, no traen la paz que sólo Jesucristo nos da.
2) Engendran dudas y temores, mientras que Jesús nos da seguridad. Él ya pagó por nuestros pecados y nos da la seguridad de la salvación.
3) Incertidumbre con respecto al futuro. No tenemos que estarnos comiendo las uñas, en espera de qué nos depara el futuro, porque Él fue a casa de su Padre para preparar morada para quienes creemos en Él y lo seguimos. No hay ninguna incertidumbre. Así le dijeron al carcelero de Filipos: Que creyera en el Señor Jesucristo y sería salvo él y su casa.
Jesucristo, nuestro único intermediario.
1) Sin Jesucristo estamos viviendo desesperados, angustiados.
2) Nuestra paz fue consumada por su sangre en la cruz del calvario y por Él tenemos liberación, según las riquezas de su gracia.
Si andamos en la luz, como Él esta en la luz, tenemos comunión unos con los otros, y por ello la sangre de Jesucristo su hijo, nos limpia de todo pecado
Sólo existe un solo Dios, y hay un solo mediador entre nuestro Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien por nosotros se entregó así mismo.
¿Quieres tener a Jesucristo como tu Señor y salvador? Cierra los ojos y repite esta sencilla oración: Señor Jesús te pido que seas mi Señor y Salvador, que entres a mi corazón y rijas mi vida. Reconozco que tú eres el único mediador entre Dios y los hombres. En tu nombre. Amén

Jesucristo, MÁRTIR DE PAZ, NUESTRO INTERMEDIARIO Publicado originalmente en Shvoong: http://es.shvoong.com/society-and-news/spirituality/1963171-jesucristo-m%C3%A1rtir-paz-nuestro-intermediario/

Salmo 23

El señor es mi pastor, nada me faltará.
Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo, tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por muy largo tiempo.

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